Momento de reflexión

Es cuatica la vida.
Es brígido darse cuenta, con mucho pesar, de que cuando uno siente el amor venir... lo toma y lo consolida, nada parece ser suficiente.
Uno piensa que es costumbre, es descubrir y es adecuarse el uno al otro. Pero cuando me encuentro con piedra tras piedra (y no niego la posibilidad de que puede que yo misma las busque y las encuentre y me tropiece) se comienza a sentir todo tan podrido que la felicidad se convierte casi en una estrella fugaz. Me imagino que eso no es lo malo. Lo malo es el bajón que viene despues...
Es re peludo amar.
Cuando estas solo y sin poder sentir nada mutuo, sientes tanta fuerza y disposición. Dices, no volvere a coeter los mismos errores. Seré fiel, dulce, atenta, amorosa, cálida, honesta... pero te volví frio y dintante y rencoroso...
Veo todo re podrido. Me duele mucho el alma...
... y lamento mucho el no saber llorar.
Creí ser capaz de decir basta.
Basta de amar corazón.
Para de latir por su amor.
A final termino a las 4 de la madrugada, escribiendo estas tonteras en el blog.
En fin, resultamos ser todos unos solitarios.